viernes, 28 de marzo de 2014

Mi nueva mejor amiga.




Tengo una nueva amiga, aunque no sé si nos volveremos a ver. Se llama Marta y tiene 6 años. Por casualidades, esas que ocurren, coincidimos en el mismo lugar y hora, ella con su colegio y yo conmigo, mis cascos, mis músicas y mis lios. Los que me conocen saben de mis obsesiones y mi forma de ver lo que me gusta. Me doy tiempo, todo el que necesite. Soy de las que se sienta a ver un cuadro y, si se tercia y lo tengo a mano, ponerme música para acompañarlo. En esta ocasión era algo que me encogía personalmente y en ese encogimiento me encontró Marta. Yo no la vi, ni siquiera sabía que existía, ni que pasaba por allí, no escuché el ruido de una clase en un museo pero, para mi suerte, ella sí se fijó en mí. Vio que unas lágrimas caían de mis ojos, suficiente para apartarse de su grupo y besarme. Su manita cálida, suave se paseó por mi mejilla en varias ocasiones y aquella ternura inesperada, aquella carita de pena intentando consolarme sin saber qué ocurría, no hizo más que incrementar el llanto y estrujarla de un abrazo. Mientras le contaba que no era tristeza lo que veía su profesora vino a arrebatármela, no sin antes preguntarme si éramos amigas. No conozco a nadie mejor para ello.

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