lunes, 15 de julio de 2013

Lengua de látigo


Lengua de látigo, cabeza cuadrada se empeña en demostrar que su corazón es de piedra. Ceño fruncido que no sabe sonreír. Ha aprendido que si se muestra vulnerable sufrirá, por lo que ha decidido pisar cabezas antes que alguien se le acerque lo suficiente. No entiende porque no escucha. No comprende porque nadie más que él, sabe. No entiende porque no lo necesita. No comprende que le puedan hablar sin intención alguna. No sabe qué es eso de la empatía.
Lengua de látigo se siente encerrado, cree que lo han cazado y le duele. Se revuelve y pelea contra ello y cuanto más lo hace, más daño se inculca. No ha visto que, aunque salga de la trampa, la mayor jaula la tiene encima.
Se jacta de su rudeza, de su independencia, de su impecable distrito moral. Ni independencia, ni moralidad hay en su actitud, solo dureza.
Lengua de látigo da lecciones de autoestima, imparte clases de comportamiento y él decide qué se cuenta en cada momento. Solo se encuentra seguro con seguidores callados, con oyentes obedientes. Todos son culpables de su dolor, de su inseguridad. Ha creado un mecanismo de autodestrucción lento y peligroso. Orgulloso, impasible en apariencia, mantiene su cabeza hierática, cual capitán valiente, ante el hundimiento de su barco.
Las palabras de lengua de látigo hacen daño porque están dichas para hacerlo. Pide que le den aquello que no da. Lengua de látigo está furioso y aparenta no estarlo.
Al igual que un profesor severo, lengua de látigo señala con el dedo al sonido de una mosca. Así busca respeto y obtiene soledad.

1 comentario:

  1. Zaaaaas en toda la boca!!! ;) pero Lengua de Látigo seguirá oculto en su vergüenza,porque no ve que ella es una de las grandes virtudes humanas,una de esas pocas que ejerce la docencia sobre nuestra propia persona.

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