Llegué hace una semana y la verdad, estoy perezosa y poco charlatana. Más que nada porque no hay gran cosa que me llame la atención. Después de un mes fuera, parece que aquí se ha instalado el día de la marmota. Me salvó la llegada de mi suegra, que ha tenido una regresión juvenil y ha decidido hacer lo que le da la gana, reinventándose con un look más deportivo. Porque las ampollas en los pies hacen milagros, amigos. Convierten a una de 80 en una de 80 con leggins y pelo corto. Dice, creo que para convencerse del todo, que esa nueva ella le ahorrará unos eurillos porque ya no necesitará ser rubia y las camisetas son más baratas que los trajes chaqueta. Y es que hemos hecho del dinero un todo. Fijaros hasta qué punto que el martes pasado, con el calorazo que hacía, decidimos hacer un guirazo: comer en una terraza. Mientras estábamos allí sentados, alabando la nueva imágen de Marisa, mi suegra, y ella relataba las bondades de las tiritas antiampollas y la ligereza que le provocaba su nueva personalidad, llegó un chico sudoroso, argentino, apresurado, preguntando dónde se podía levantar algo de dinero. Mi pobre suegra, que no le llamó la atención un ladrón tan atento, le explicó que se había gastado casi todo lo que traía en peluquería y masajes y que todavía le quedaban unos pocos días para disfrutar de su hijo, que a ella no la mirase y claro, lo envió a atracar el banco de donde ella saca sus ahorros, unos metros más adelante. El muchacho, educadísimo y paciente, se paró a explicar que no quería atracar nada, solo necesitaba sacar dinero de un cajero para pagar la carrera de un taxi que lo acompañaba a todas partes.
Es que estamos muy estresados, nos asustamos por todo y comenzamos a no creer en nada ni nadie. Mira los Alcántara, los pobres. Como dice Ricardo, el camarero de mi barrio que sigue la serie, no sé de qué nos asombramos: los Alcántara siempre han sido protagonistas en todo cuanto acontecimiento ocurrió en la España estos últimos 50 años, y claro, no podría ser menos con los papeles de Panamá. Antonio, el “parriba”, siempre ha sido un mero imitador de aquellos que él veía en su cielo particular y entendió que eso de la izquierda, era la dirección en la que está ese precioso país centroamericano. Me pregunto qué hará ahora Carlitos, si venderá otro libro para pagar las fianzas o les llevará una lima para ayudar en la fuga. Y Herminia? creo que ni la mismísima Santa Rita escuchará sus ruegos. Mira que cambiarla por unas empresillas opacas... ¡cuánta irreverencia!
La buena de Santa Rita lleva siglos haciendo posible lo imposible, empezando por su marido e hijos, que eran unos prendas de cuidado, pero los llevó al camino de la bondad y, cuando tuvieron dudas, ella rogó por sus muertes y no paró hasta consiguirlo. ¿Como sino creéis que el ministro Soria, tan apegado a su magnífica labor política, ha logrado duplicar el precio de la factura de la luz mientras insistía en que había bajado? ¿Y quién creéis que ha sido la causante de su dimisión? Santa Rita, por supuesto. Porque si algo no admite la iglesia es que otros manejen lo que siempre ha sido de su incumbencia y multiplicar los panes y los peces o hacer desaparecer las culpas y los dineros, ya aparece en la biblia. ¡Soria, impío, eso te ocurre por apartarte del camino Ritense!.
Algo que no perdonaré a la Santa, por la mucha, pero mucha, mucha, mucha pereza que me produce, es la repetición de las elecciones. Porque, además, se presentan los mismitos de la vez pasada. ¡Tendrán geta los tios! Si es que somos idiotas, porque iremos y seguiremos en lo mismo que en diciembre. Qué pasa ¿que lo que se hace en Navidad, no sirve? Pues yo no pienso devolver mi regalo. Aunque a lo mejor, me da el arrebato y voy a votar y todo. Pero si lo hago será al PP, para joder y seguir manteniendo intacta la ilusión de que un cambio es posible. También porque no soporto esa palabreja del “sorpasso”y es que Italia me trae malos recuerdos. Si, confieso, NO ME GUSTA ITALIA ni los italianos ¿quer passa?
Pero para sorpasso el de Adela, que tuvo una nena cuando tenía 15 años y ahora es abuela a los 38 ¡Eso es un adelantamiento!. La buena de Adela dice que va a votar a Alberto Garzón, porque habla muy bien y clarito, entiende todo lo que dice y parece un buen chaval y a ver si puede hacer algo por los pobres. Ella quiere que su hija encuentre un trabajo decente, que deje el Mc Donalds, pero la muchacha no quiere, que está contenta allí y sólo lo cambiaría por un puesto de cajera en el Mercadona. Yo la entiendo, no creáis, porque desde que en los super se instalaron los lectores de códigos de barras, ese trabajo se ha vuelto mucho más sugerente e interesante. No sé que tendrán esos pitidos, es algo parecido a lo que pasa con el fuego o el mar... te atrapa hasta quemarte o ahogarte.
De Donald Trump no voy a hablar, porque me está empezando a caer bien y todo. Es esta tara mía de estar siempre a contra corriente. El tio es aborrecible? claro, pero por lo menos es tan bocazas que con suerte se pica con Kim Jong-un, por esas cosas de los peinados, se lian la manta a la cabeza y comienzan la tercera, la cuarta y la quinta guerra mundial y entonces, se acabaron calentamiento global, migraciones y las desigualdades y por fín, los smatphones, las tablets y las cucarachas gobernarán la tierra. Y con la misma voy a ver si soy capaz de contemplar a Mercurio frente al sol, que es algo tan inútil e improductivo que me atrae, como el pitido de los lectores.
Pues mire usted, por donde pensaba dejarle un pitido de asiduo lector, pero me ha dado hoy por hacerme el gracioso y en vez de un piiiii, le voy a dejar un 3,141592 y ya lo alarga usted lo que le venga en gana que para eso es un número infinito.
ResponderEliminarPor cierto, votar a Alberto Garzón dice mucho en favor de Adela.
Fíjese que solo con ese dato le he cogido simpatía y hasta me he imaginado que es del Atleti.
Si, es del Atleti... de Bilbao. :)
Eliminar