miércoles, 25 de julio de 2018

El arca




Noé nació en un pueblo marinero de la Islandia oeste. Un lugar, un país, que se mueve a caballo entre la modernidad y la tradición, la naturaleza y el progreso, el mar y la montaña. Su casa, a unos 10 km del parque natural Snaefellsjökull – el que da nombre al volcán de Julio Verne-, huele a salazón, hierba, azufre y brea. Es una de las edificaciones del acantilado, alejada del centro, por lo que nunca se cierra la puerta. Es un niño alegre, charlatán, curioso, imaginativo, inquieto, conocido en el colegio, en el supermercado, en el cine, en el museo, en el puerto, en el banco, en los glaciares… las rocas, los peces lo saludan mientras reciben una mano al viento porque él está enfrascado en otras cosas. A sus 5 años, tiene la certeza de que siempre ha estado ahí. Sabe que los niños nacen, crecen y se hacen adultos lo que no va con él ya que no recuerda el día de su nacimiento aunque sí las historias antiguas en las que estuvo presente: la conquista de Inglaterra, en el siglo VIII; las luchas con el rey de Noruega Harald I, en el IX; sus peleas con Erik el rojo, en el X; el desastre del Lakagígar, en el XVIII o la invasión de las tortillas de patatas, de principios de milenio, y el misterio de que no acaben con el hambre. Su habitación es la del tejado. Desde allí puede investigar mejor, advertir cuando llegan las tormentas, las ballenas o se va el sol. Divisa la playa, el instante en que la marea le dejará encontrar huevos de bacalao, que enterrar espinas no dió buenos resultados. Una de sus mayores preocupaciones es el calentamiento global y sus consecuencias. Sus métodos de investigación, a priori, pueden resultar chocantes o rudimentarios, -desnudarse- pero la eficacia es del todo infalible concluyendo que es mayor en verano que en invierno, momento en el que las naves espaciales tendrían que llevar agua al sol.
En el colegio, ayuda a compañeros y profesora contando lo vivido en épocas pasadas: las caras de los enemigos, sus reacciones y frases míticas, cómo comían, qué bebían, con quién se relacionaban, pero, sobre todo, las dotes negociadoras de sus inseparables mascotas: Melgar, el patocerdo; Pink, el puma y caballogato. Son sus protectores, quienes han elegido a sus amigos Hanna y Lárus, a sus tíos, padres, a toda su familia… por ser það besta -los mejores- y la elección se basa, simplemente, en tu capacidad visual. A sus dos hermanos mayores, Hugo (17) y Héctor (15), que llegaron de España cuando él tenía 2, se les hicieron visibles al bajar del avión, por eso supo que los querría. A pesar de sus edades, afirma que es el mayor de los tres. En el momento que éstos se mudaron, él ya estaba. Con la escritura y la lectura no va mal, aunque prefiera el hugossi -idioma que utilizaba el de más edad a su llegada- al inglés o el islandés, sin embargo, como ellos, lo estudia para ser entendido.
Como cada año, escribe su carta a Papá Noël. Comienza la segunda semana de noviembre, aunque el borrador sea contínuo. La fecha tiene su razón de ser ya que Pink le ha dicho que si la envía más tarde del 1 de diciembre, el anciano no tendrá tiempo de formalizar todos los pedidos y puede llegar cualquier cosa. Se ha hecho tradición llevarla a la oficina de correos personalmente y entregársela a aquel señor viejo. Cuando hace dos navidades llegó molesto del colegio por comentarios de algún niño, el trabajo de padres, tíos, vecinos y todo cuanto adulto lo conoce fue en la línea de convencerlo de que había escuchado mal. Lo conseguimos a medias, ya que urdió un plan magnífico que lo llevaría a conocer la verdad: escribir todos los deseos menos uno que el mago, si de verdad lo era, tendría que adivinar. En aquella ocasión la precipitación, los cambios de última hora y el trajín de los elfos justificaron el error, seguro que en el siguiente cambiaría. Estas pasadas fiestas, Santa leyó su mente e invitó a su casi tocayo a visitar Eurodisney, con toda la familia, a mediados de julio. Los alaridos llegaron a Finlandia y la misiva a la zona preferente de su habitación para leer con sus incondicionales.
Cuando terminó el colegio, comenzó a ponerse nervioso. Exponer al puma a otro viaje a Europa le preocupaba, el último fue un enorme desastre porque vomitó tanto en el vuelo que toda la marina vikinga tuvo que fregar el continente. Por suerte, los romanos tenían escobas en los cascos y el tema concluyó, aunque teme que ocurra de nuevo. Sus hermanos mayores le hablan de las pastillas contra el mareo, que dormirían durante el trayecto y no les causaría molestias. Ha visto fotografías del parque con montañas rusas, castillos, lagos y un Mickey mouse al que odia caballogato, con el que seguro se peleará. Maldita sea, le dijo a mamá, tú no sabes lo que es tener responsabilidades.
Hanna pasará el mes con sus abuelos, podrá cuidar de tus amigos, le dijo mamá y por fín se alivia su angustia. Confía en ella y sabe que estarán como en casa así que comienza con los preparativos: mantas, agua, mahonesa y patatas, las suficientes para dos semanas, no quiere que les falte de nada. Será la primera vez que se separen, tendrá que reunirlos y explicarle las razones, que no crean que los abandona.
Llegó el lunes y un avión muy grande, más que el del año pasado, pero en vez de asustarse le dió sueño y cuando despertó era de noche y estaba sentado en un coche camino del hotel. Pasaron delante de la torre de los picos, los puentes y a toda la gente. Había mucho ruido aunque las patatas y la tortilla, que tampoco saca el hambre, estaban ricas. Por la mañana visitaron las momias y sus tumbas ¡geniales! mientras un señor les contaba como los enterraban. Comieron hamburguesas y pasearon por el río, sin embargo no vio peces, ni una simple merluzaraña, porque el calentamiento global de París es enoooooorme. Le molestó que mamá no le dejase quitarse las zapatillas y poder predecir la temperatura exacta y tener que acostarse temprano para ir a casa del ratón,al día siguiente. Por lo demás, todo bien.
La mañana del miércoles comenzó pronto, se levantaron muy temprano para llegar al parque de atracciones. Cuando dejaron los coches ya se escuchaba la música. Había muchísima gente, incluso niños hablando hugossi o eso le pareció ya que, al hablar con ellos no le entendieron. Su cara fue pasando de la excitación al aburrimiento finalizando en el agobio. A las 6 de la tarde, tras nueve horas de “felicidad”, papá le preguntó:
– ¿Contento, cariño?
-Bueno… no mucho, pero no quiero fastidiaros la ilusión
Tras el cansancio unánime, decidieron no esperar al desfile y volver a la ciudad. Ya en el coche, preguntaron
-¿Qué ha pasado?
-Pues que al entrar en el parque pasarmos por un castillo de mentira, subimos a unos barcos de mentira, a unas tazas de mentira, paseamos por lagos de mentira. El laberinto del gato era facilísimo, no había quien se lo creyese y, encima, no me dejaban subir en las montañas rusas, me han discriminado y nadie ha hecho nada. Papá no se enfadaba, mamá tampoco. Hugo y Héctor iban y venían y yo tenía que conformarme con los caballos de mentira y tuve que esperar horas ¡horas para aquella tontería! Y lo peor de todo, lo más terrible, es que caballogato se quedó en casa por si peleaba con Mickey ¡QUÉ ES DE MENTIRA! ¡Mucho mejor las momias!
Sentado en el escritorio de la habitación, escribe a Papá Noël su frustración, en su propio idioma.

sábado, 21 de julio de 2018

De eméritos, democracia y oportunidad


Estos días se han filtrado conversaciones de la ex novia de Juan Carlos I, ex rey de España, con uno de los ex comisarios cloaqueros del país y un amigo personal del ex presidente Aznar. Las ha hecho públicas un periódico digital propiedad de un periodista afín al ex gobierno. Las grabaciones, dice que hechas sin saberlo ella, no tienen desperdicio ya que vienen a corroborar lo que todo el mundo sabía y callaba. Que la ejemplaridad, la democracia o la patria importan poco a las élites (el sistema) es una realidad constatable escandalosamente a diario, pero aquí han puesto de moda hacerlo a través de múltiples sentencias de blanqueo y malversación y así hacernos creer que algo funciona. Lo que cuentan nos retrotrae a aquello que no se quiso cambiar cuando murió el dictador, apareciendo el simulacro de Estado. 
La constitución española se hizo bajo una base putrefacta: mantener intactas las prebendas del franquismo y así, aquellos que habían expoliado el tesoro pirata, seguirán manteniendo el poder tras un cómodo y sano segundo plano. De esta manera se purgó a los visibles, a los incómodos, a los bocazas, a los poco inteligentes, a los cabezas de turco pintando de blanco nuclear  y poniendo a funcionar la maquinaria publicitaria. El aquí paz y después gloria de toda la vida, vamos. Se nos vendió la ejemplaridad del rey y, con ello, la bondad de la institución. El papel maché y el 23-F fueron su mayor aldabonazo, lo que nos haría olvidar la inmunidad jurídica de la que gozaba el nombrado por Franco. La necesidad de convivencia y corresponsabilidad fiscal, mientras el dinero -pónganle color- viajaba en jet privado, con billete de ida, su majestad cobraba comisiones por barril de petróleo importado y el trabajador era escudriñado por Hacienda. En definitiva, se nos vendía modernidad e igualdad haciendo tradición de las maneras del omnipresente. Entramos en Europa, crecimos, aprendimos, vimos, nos modernizamos y empezamos a ser más exigentes. ¿De verdad? ¿Fue el pueblo español, escandalizado por la corrupción, quien echó del gobierno a Felipe González o Aznar? Los votos podrían interpretarse en esa dirección, desde luego, pero va a ser que no, visto lo ocurrido aún con los miles de casos a los que nos enfrentamos. 
De la avidez económica del Bobón - por lo visto, no tanto-  se hablaba en la corte y sus fronteras, siempre bajo palio. Era sabido y permitido, demostrando que en la eficacia de su trabajo no pesaba el bienestar del estado español, sino el del suizo; tampoco el de la institución, esa cosa que esperaba que durase lo mismo o menos que él. También nos da una imagen de los distintos gobiernos electos, de los partidos políticos y sus componentes, de los empresarios, de la prensa... en resumen: que tan culpable es el consentido como el consentidor, tan corrupto el que pide y coje como el que acepta y da y de ahí hacia abajo... todos calvos. El problema de la corrupción, de la malversación no sólo consiste en el empobrecimiento que supone la rapiña de lo colectivo para unos pocos, no en convertir deudas privadas en públicas incidiendo en que lo público no es de nadie y cae del cielo, lo preocupantes es la depravación de contemplarla de manera natural, el pago al prohombre que se sabe por encima del bien y el mal - algo que le pusieron en bandeja de plata con su inmunidad jurídica- que se lo debemos, que lo vale, asumiendo que es igual en todas partes y todo orden.
La llegada de Aznar al gobierno, supuso uno de los mayores retrocesos en lo que debería ser una democracia. No sólo restauró de facto el establishment franquista, sino que con el discurso de la inutilidad de lo público frente a lo privado vendió las joyas de la corona a aquellos que le ayudaron a medrar. Los dueños del dinero, los que ponen las normas, los ACS. OHL, Abengoa, Ferrovial, Banca Mars, etc se convierten en el sancta sanctorum de la economía quedándose con segmentos clave de la industria estatal (energía, telecomunicaciones). Estas empresas, nacidas durante el franquismo o creadas por consejeros, directores generales, cuñados o amigos del régimen anterior, las asumimos como imprescindibles abriendo la puerta del "vale todo". Se dice que esta época fue una de las más fructíferas económicamente y sí, lo fue, aunque no para nosotros. Gracias a la bonanza mundial, a los fondos de cohesión y estructurales, que llegaban en millones de Europa; la venta de lo nuestro y la broma de que el mercado se autorregula, se generó un enriquecimiento rápido y salvaje y el empobrecimiento nacional. Así, mientras los beneficios empresariales crecían por encima del 30%, los salarios únicamente un 3%. Si a esto le sumamos la subida de impuestos indirectos -los que todos pagamos-  la bajada del 6%  en el IRPF de las rentas altas por el 2% de las bajas y una pérdida de poder adquisitivo del 4%, no habría que esperar demasiado para el plof. Pero había trabajo, mucho, casi siempre especulador y cortoplacista. Cuando el obrero comía caliente y se endeudaba más allá de sus límites, los indispensables llenaban los paraísos fiscales. Desapareció la clase obrera y apareció la media, solamente los inmigrantes - changuitos, sudacas, negratas, esos son sus nombres- fueron considerados proletarios, nos limpiaban la mierda. Subidos a esa superioridad nos contaron que debíamos temerles porque no se integraban. Mantenían sus lenguas, sus costumbres, sus ropas, sus ghettos, sus religiones. Eran ellos los que robaban la sanidad y mataban a sus mujeres para violar a las nuestras, acababan con valores y tradiciones, abusaban de amabilidad y subvenciones. Nos convencimos de que el peligro venía de fuera, de que el pobre nos hacía pobres y el rico todo lo contrario. ¡Qué maravillosa es la manipulación! 
No es baladí que las crisis sean cíclicas, hay que darle tiempo al cerebro a asumir la doctrina y si por el camino hacemos algún trasvase, mucho mejor. Es el momento de cambiar caras, de crear otra realidad y mantener la sensación de avance para quedarnos más atrás. 
Tras el 15M, aparece Podemos: desgreñados que pretendían asaltar el cielo y, con ello, conocer el contenido de las cloacas. La contrapartida es impulsar un casting político cuyo principal personaje es un jovenzuelo dispuesto a todo: tan pronto es más de izquierdas que Lenin como cita a Kennedy o apoya los privilegios de los de siempre, aunque hay que darle tiempo  y nada mejor que crearle un buen campo de batalla. Generar enemigos es la tarea que mejor se le da al mandamás, desvía  miradas y son excelentes cabezas de turco de cualquier desmán. En España los tuvimos grandes: el contubernio judeomasónico, Rusia, los comunistas, Europa, Rusia, el contubernio judeomasónico, los comunistas, Venezuela, ETA, Al Qaeda - echaron a Aznar por la puerta de atrás- Sadam Husein, Gibraltar español, el contubernio judeomasónico, los comunistas, Venezuela, los comunistas, el contubernio judeomasónico... pero fueron los catalanes los que desplegaron la bandeja de plata -bendito sea Puigdemont-  para que Albert Rivera se postulara como relevo de gobierno. Sin embargo, los mejores planes son los que conllevan múltiples salidas y, por el camino, aparece otro guapo en el valle que, además, sabe leer. Se presenta la oportunidad: ahora, sí podemos matar a Franco, definitivamente. 
Acabar con el dictador ayudará en varios flancos:
1.- Desactivar el principal activo de Podemos.
2.- Crear una nueva realidad/estado de modernidad y europeísmo o, parafraseando lo anteriormente escrito, dar otra mano de blanco nuclear. 
3.- La necesaria reestructuración la constitución. 
4.- ¿República?
Defenestrar al dictador completamente implica la exterminación de cualquier indicio que huela a legado y aquí está la monarquía en sus peores horas. Tras numerosos escándalos del soberano- el último le obligó a abdicar y llevó los huesos del yerno a la cárcel- no deja de ser curiosa la debilidad de una mayoría republicana y la fortaleza de una minoría palaciega ya que nunca se haya formulado un debate en profundidad del tema.¿De verdad son republicanos o más bien lo que diga la rubia? Es llamativo que a pesar de la inmoralidad de la corona, los partidos políticos, sindicatos, empresarios, la aniquilación de sanidad y educación, en definitiva, de la anulación de todo lo que suene al ya pírrico bienestar nacional, la movilización y la discusión venga dada por Cataluña o Franco. De ahí lo nada de peculiar en la aparición, ahora y no antes, de estas grabaciones y lo poco extraordinario que  los protagonistas sean el amigo del alma de Aznar y su cloaquero favorito. 
Si recordamos los últimos movimientos del Führersito -cómo abandona el partido que lo llevó al poder, cuando se ha postulado para regenerar el extremo centro del país- y lo unimos a su megalomanía por pasear su no bigote, su suave cabello o codearse con Trump, Macron o Putin. Si pensamos que lo que le gustaría es ir a Oriente Medio a firmar algún tratado de paz o de guerra- qué más dará-  porque su aspiración es la de  aparecer en los libros de historia por algo mejor que unas no armas de destrucción masiva: José María Aznar, 1er. presidente de la III República española, no suena mal del todo. Y dios salve al rey