sábado, 7 de noviembre de 2015

Diario de un descreido



Cuando escuchas a un médico hablando de "un proceso natural de caducidad", puedes traducirlo como "la ha palmado". Si te cuentan que algo "es políticamente correcto", tradúcelo por "aburrido o antinatural". Que un amigo te lleva a ver la obra de un artista posiblemente será un rollo alternativo mediocre y cuando enciendes la tele para escuchar las noticias, piensa que podrían tener un enfoque diferente y parecer distintas porque, no nos engañemos, la manipulación lingüistica, cultural e informativa es un hecho. Mira, si no, qué ocurre con los museos, la literatura que más vende, las películas más taquilleras, los discos de oro o con eso a lo que llaman "los antisistema". Estaría orgulloso de que me considerasen uno de ellos, porque si sistema es ser, pensar o sentir como "te enseñan"... aunque prefiero ser un loco. Nos llaman locos, raros, extravagantes, pero nosotros, sí nosotros, que nos reconocemos cuando nos encontramos, no somos más que unos descreídos. No esperamos a que alguien nos diga cómo y hacia dónde huir, huimos constantemente porque la alerta forma parte de nuestra vida. Nos tachan de apocalípticos pero ¿acaso los jinetes no son los que llevan las riendas? Existe la idea de que el apocalipsis, el infierno o la maldad es algo desordenado, pero se rige por leyes. Está doblado, apilado, cómo los calcetines, los jerseys o las camisas. Normativizado y publicado en el libro sagrado, el de los deberes y obligaciones, el de los dictadores, nunca el de los escribas. Y me llaman loco. ¿No es de locos que se hayan pasado años en reuniones de habitaciones de hotel y catering para redactar algo que saben que jamás se cumplirá porque va contra el principio inviolable de propiedad privada? Sin embargo, nos sentimos orgullosos de ellos y los convertimos en padres de la patria. ¿Por qué crees que en lo único que los partidos políticos están de acuerdo. es en llamar a la participación en unas elecciones? ¿Imaginas qué ocurriría si esa participación fuese del 20 ó 30%? Quizás así se lo pensarían. Mira lo que pasa con Cataluña, ambos gobiernos son su enemigo perfecto ¿y que hacemos nosotros, que tan sólo queremos vivir tranquilos? tomar parte por algún bando cuya razón útima nada tiene que ver con nosotros. ¿No es de locos esperar a que nos digan donde hay peligro? ¿qué tachen de delincuente a un tipo que se ha pasado un año en la cárcel por no pagar o robar comida, sólo por no tener trabajo?. Maldita sea, veo a esos negros subidos a las vallas, a los sin casa peregrinando hacia ningún lugar y me enorgullezco. Luego escucho a estos que hemos elegido y me dan ganas de vomitar ¿y qué hacemos nosotros? acomodarnos con sus justificaciones dándole nombres tan bellos y rimbontantes como Democracia, Libertad, Bienestar. No vemos que el sirio, el africano, el roba gallinas, el pobre, somos nosotros. Por eso no podemos esperar, como corderitos hacia el matadero, porque el deber de todo ser humano es sobrevivir, es una ley natural. Estos hijos de puta van acabando con nosotros poco a poco, uno a uno en nombre de algo que nos es ajeno, porque no somos los de la propiedad privada, los dueños de las casas, ni las tierras, ni los países, no hacemos las leyes, ni creamos los tribunales porque, no te confundas, muchacha, cuánto peor nos vaya a nosotros, mejor para ellos. Necesitamos ser antisistema, hacer una revolución, pero no una de esas con revueltas en las calles con sangre y muertos, si no la de verdad, la interior, la que te haga desobedecer toda norma, toda ley. Dejarlos sin parapeto, sin héroes qué condecorar ni imitar. Convertirnos en fans de los valientes, de los desfavorecidos, de los de las vallas o los que se ahogan en el mar buscando un hogar, de los locos que deciden y se salvan a sí mismos sin hacer daño a nadie y, si hace falta una gallina, repartirla o robar las suyas por que, muchacha, si seguimos creyendo, escuchando, obedeciendo, jamás seremos adultos.

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