domingo, 4 de agosto de 2013

Diarios de locura: Lucía.




Hoy es un día aciago y triste porque Lucía, de 16 años, ha descubierto el desamor. No esperaba verla, ha sido una grata sorpresa. Se ha mostrado callada y algo triste en público. Al encontrarnos a solas me lleva a la parte de atrás de la casa. Sentadas en la hierba, con los pies colgando de la piscina, me ha confesado su dolor. Palabras entrecortadas por los sollozos, que a medida que explicaba se iban convirtiendo en llanto desconsolado.
-" Lo amo tanto,  nunca volveré a amar a nadie más".
 Le pregunto hasta que punto lo amaba y responde que ha mentido a su padre para poder estar con él. Se ha ido de vacaciones con amigos y para despedirse decidieron pasar la noche juntos. Ella puso la excusa de la casa de la amiga a la que su padre llamó, su amiga corroboró la mentira y los dos pudieron encontrarse en el hotel acordado. Por la mañana, acompañó a su amor al aeropuerto y entre besos y llantos, se juraron amor eterno. Se llamarían a diario y él le sería fiel para siempre jamás. Esta mañana, dos días después de su partida, ha leído el Whatsapp que le informaba de la terrible noticia y ella, al preguntar, obtuvo un bloqueo como respuesta.
- "¡¡¡ Me ha bloqueado, a mi.!!!, solloza indignada.
 Ante tal desconsuelo, no puedo más que abrazarla, tranquilizarla diciendo que pasará, el dolor se irá, pero no me cree. Está convencida que su vida se acaba, no volverá a confiar en nadie. Le hablo de lo preciosa que es, de lo mucho que vale, de la cantidad de personas , vidas y chicos que le quedan por conocer. Encontrará muchos Whatsapp, pero un día aparecerá una cara y hablará, conocerá y dará todo aquello que tenga, que también terminará, y volverá  a comenzar. No importa si dura un día, un año, un lustro. Durará toda una vida y luego, comenzará otra.
Pero ella lo quiere a él, que es un cerdo. Le respondo que un cerdo no, un mierda. Ella sube la apuesta y yo la subo más en un tandem de insultos perfecto que por fin la hacen sonreír.
 Está tan guapa con su sonrisa y la nariz roja, es tan bonita su tristeza, que no puedo más que sentir lástima por lo que el whatsappero se va a perder.
Se siente perdida y le cuento mi experiencia. Ella dice que no tiene nada que ver, que no es lo mismo, que yo soy mayor y ella no. Acto seguido me pregunta por los hombres, si son todos así, si son todos iguales. Le cuento que lo único que nos une a todos los seres humanos es la búsqueda del bienestar y que el mayor de todos es el amor. En la búsqueda encontrará afines que la amarán y ella no, otros a los que amará y no será correspondida, otros que  no sabrán como amarla, que no la entenderán, que no la verán como es, pero el camino seguirá, la búsqueda no acabará jamás, mientras viva, pero que encontrará al perfecto. No lo entiende, se enfada conmigo porque no soy clara, porque no le respondo, así que opto por un " NO, no son todos iguales. Nadie es igual a nadie". Le hablo de sus amigas, que vea si ellas son todas iguales, si dan igual, si sienten igual, si actúan igual y así lo comprende.
Pero ella ama al traidor, era el hombre perfecto... Ante tal afirmación, me sale una risa sonora que atrae a su padre, ella lo acepta como interlocutor válido y se sienta a su otro lado. Algo más tranquila, le confiesa su mentira de hace dos noches. El hombre la abraza con ternura y le cuenta que lo imaginaba, que no está enfadado, que él ha hecho lo mismo a su edad, pero que podía habérselo comentado en el momento y habría acudido igualmente. La cara de estupefacción de Lucía, no tiene desperdicio. Acaba de descubrir que su padre también la entiende y que hacía lo mismo a su edad, me mira y le respondo con una afirmación y una sonrisa.
-" Menuda idiota soy".
 El hombre pregunta si se divirtió aquella noche, ella confiesa que no, que le hizo daño. Él, comienza una retahíla de insultos hacia el muchacho que yo acompaño y Lucía se une. Se ha puesto a llover suavemente y la mujercita sonríe por que el día acompaña a su tristeza. Pinchamos la sombrilla en nuestra posición y continuamos la conversación y los insultos bajo el sonido de las gotas. Lucía apoya la cabeza en mis piernas y posa sus pies en las de su padre." Es que, lo amaba tanto..."

Hoy es un día triste y precioso por que Lucía ha conocido el desamor.

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