domingo, 9 de marzo de 2014

Diarios de locura: Anheta.




Anheta es una mujer jovial, vigorosa,vivaz. Ojos que han empequeñecido por el paso del tiempo, arrugas en la comisura de los labios de fumar. Lleva toda su vida soñando con ser amada, reconocida o simplemente entendida. Se casó muy joven escapando de una familia que la ninguneaba o así lo sentía ella. Tercera hija de cuatro hermanos vivió en un mundo de y para hombres y eso forjó su carácter fuerte, decidido. Conoció al que ahora es su marido y en seguida hicieron planes de vida, hasta que su embarazo volcó rápidamente todas sus aspiraciones y se cambiaron por otra vida en común. Durante muchos años adoptó el papel de madre y esposa, tirando del carro de la vida de un hombre bueno, pero que casi nunca estaba a la altura de las circunstancias. Un hombre que confundía querer con seguir, que necesitaba que le explicasen como y cuando hacer. cuando querer, cuando escuchar, cuando salir y como entrar. Los primeros años transcurrían plácidamente, incluso algunos planes se cumplían, como aquella visita a Sevilla cuando la nena tenía apenas tres años y llenó sus vidas durante varios años, recordando y hasta mejorando los acontecimientos vividos. Tenía un compañero de vida, de batallas, alguien que escuchaba y asentía y ella entendía como comprensión.  Los años pasaban y Anheta sentía que no era escuchada que hasta la nena, que se hacía mayor, tenía mejor vida que la suya. Aún así, mantenía la sonrisa de su cara.
Aquella navidad llegó a la conclusión que, tras 25 años de convivencia, se había convertido en almeja. Se había quedado, no sabe ni cuando ni como, varada en la playa mientras la arena la había ido tapando hasta hacerla desaparecer por completo. Pasaban las olas, las personas, los años y seguía varada sacando la lengua de la concha para alimentarse y tomar consciencia de vida.
Escuchaba callada, oculta, las conversaciones ajenas, notaba las pisadas a su alrededor y muchas veces deseó ser encontrada entre la arena. En un arrebato sacó los pies y comenzó a caminar dejando, al compañero de tantos años sentado en la playa, esperando que le dijese donde escarbar y encontrarla.
.- "Aquí, busca aquí". Fue la última vez que hablaron.
Allí se quedó, el buen hombre, haciendo un agujero, buscando no sabía exactamente qué, por que ya no tenía quien le dijese qué encontrar..

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